martes, 27 de febrero de 2007

Galeano, Ventana sobre la herencia

Pola Bonilla modelaba barro y niños. ella era ceramista
de buena mano y maestra de escuela
en los campos de Maldonado; y en los veranos ofrecía
a los turistas sus cacharros y chocolate
con churros.
Pola adoptó a un negrito nacido en la pobreza,
de los muchos que llegan al mundo sin un pan bajo el brazo,
y lo crió como un hijo.
Cuando ella murió, él ya era un hombre crecido y con oficio. Entonces los parientes de Pola le
dijeron;
-Entra en la casa y llévate lo que quieras. El salió con la foto
de ella bajo el brazo y se perdió
en el camino.

1 comentario:

adrian rguez. dijo...

este cuento me ha dado una buena leccion